Guerra secreta contra el medioambiente El gobierno Bush despliega todo un abanico de estrategias para evitar al Congreso y dar marcha atrás sobre las leyes de protección del agua y del aire que datan de los anos 70. Con total desprecio para el medioambiente y a la democracia, pero en beneficio de los industriales. Después de haber autorizado perforaciones petrolíferas en una zona protegida en Alaska, Bush va a librar las sequoias gigantes a la explotación forestal.
Un articulo del semanario californiano "Mother Jones" publicado por el Courrier International.
A principios de los anos 80, no había necesidad de ser un militante ecologista ni de interesarse de cerca de la política para saber que Ronald Reagan no tenia nada de conocimiento sobre el medioambiente. Este hombre no había declarado públicamente que la contaminación atmosférica era debida en gran parte a las plantas?Sin embargo, si una mayoría de americanos consideran George W. Bush como un ignorante en materia de ecología, pocos de esta mayoría se dan cuenta que la voluntad de su administración de devastar el medioambiente. "En comparación, los de la administración Reagan pasarían por ovejitas", explica Buck Parker, director de Earthjustice, un estudio jurídico de abogados ecologistas con fines no lucrativos.
El gobierno Bush ha vaciado de su contenido las leyes sobre la calidad de agua y del aire(Clean Water et Clean Air Act), ha congelado el programa Superfund, encargado de retirar centenares de miles de kilos de desechos industriales tóxicos como el arsénico, el plomo, el mercurio y el cloruro de vinilo sobre mas de 1000 sitios en 48 Estados. Ha buscado reducir en su quinta parte los efectivos humanos del departamento de la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA) encargado de hacer aplicar las leyes sobre el Medioambiente, lo que no tiene precedente histórico. En el transcurso de los dos primeros anos del mandato de Bush, las multas inflingidas por violación de las leyes del medioambiente han caído en mas de dos tercios, y las persecuciones judiciales han disminuido de un tercio.
Desde hace decenas de anos, el Estado federal tiene por responsabilidad la protección de los animales y de las plantas en vías de desaparición. Pero no es aparentemente una prioridad para la administración Bush, quien por primera vez, no ha adicionado ni una sola especie en la lista de las especies en vía de extinción. Por otra parte, el gobierno Bush ha autorizado la explotación de millones de hectáreas de tierras, algunos de los cuales son reservas naturales, ello debido a la madera y a los recursos naturales del sub-suelo, como el petróleo y el gas. Según un de estos proyectos, las empresas madereras podrán tumbar 10% del Giant Sequoia National Monument de California, y numerosos sequoias secularios podrán acabar en casi nada. Otros tesoros nacionales abiertos a la explotación : los millones de hectáreas del Gran Canyon-Parashant National Monument de Arizona, los pitones rocosos rojos altos de 600 metros de los Fisher Towers en Utah, y esta lista no es exhaustiva.
No olvidemos tampoco el hecho de que la Casa Blanca ha insistentemente negado la existencia de lo que podría ser el problema ecológico más grave de nuestro siglo: el recalentamiento del planeta. Después de haber prometido en su campana de reducir las emisiones de gas con efectos de sierra, Bush cambio bruscamente de actitud una vez elegido, calificando su compromiso como de un « error » y anunciando que no impondría limitaciones a las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas, mismo si los Estados Unidos son responsables del 25% de las emisiones industriales mundiales de CO2. Desde entonces, la Casa Blanca ha censurado los informes científicos sobre el tema, ha rechazado firmar el protocolo de Kyoto sobre la reducción de los gases con efecto de sierra e incluso, por orden de ExxonMobil, a hecho todo lo que ha podido para hacer renunciar el científico que dirigía el grupo intergubernamental de las Naciones Unidas sobre los cambios climáticos.
Como todo gran estratega, Bush sabe que para ganar una guerra hay que colocar a personas de confianza en los lugares y puestos estratégicos. No se trata solamente de nombrar hombres de negocios en cargos de alto nivel. Esto era una practica corriente en las administraciones republicanas. No, lo que hace toda la diferencia, es que el grueso de las tropas de la administración Bush esta compuesto únicamente de fanáticos oponentes a toda regulación, que vienen de las industrias, las cuales controlan. Colocando a personajes de la industria en puestos claves o estratégicos con experiencia : Mantenerse a distancia de las batallas legislativas para moverse hábilmente en este mundo hermético y soporífico que es el de las reglamentaciones de las agencias federales. Resultado : se tiene una administración que aplica su ambiciosa política pro-industria con una eficacidad sin precedente, y sin atraer la atención del publico.
Es una estrategia que se ha revelada muy provechosa para Bush, que ha permitido ofrecer al sector de la energía (que le hizo donación de 2,8 millones de dólares para su campaña presidencial) el acceso a los últimos espacios todavía salvajes del país. En el Congreso, donde la política de la Administración esta sometida a un examen minucioso del publico, las tentativas repetidas de Bush para obtener la autorización de perforar en la reserva natural de Alaska, el Artic National Wildlife Refuge, han resultado todas en un fracaso.
Sin embargo, se ha oído muy poco del proyecto de perforación de 66.000 pozos de metano en el bacín Powder River en Wyoming y de Montana, un proyecto enorme que necesitaría la construcción de mas de 40.000 kilómetros de carretera y cerca de 80.000 kilómetros de ductos e implicaría el vertido de mas de 7 mil millones de aguas usadas, desfigurando así por ano las colinas verdosas de este paisaje. En efecto, este plan ha sido elaborado, de forma reservada, por el grupo de trabajo secreto sobre la energía dirigido por el vice-presidente Dick Cheney.
Para mostrar su buena voluntad, la Casa Blanca ha redactado un proyecto llamado "Clear Skies" que, según las propias palabras del presidente Bush, va a "reducir de manera drástica la contaminación emitida por las centrales eléctricas". En realidad, Clear Skies va sobretodo invalidar las normas del Clean Air Act, permitiendo a las empresas posponer otros quince anos antes de instalar los equipamientos de descontaminación perfeccionados, y entonces las centrales eléctricas podrán emitir aun más contaminantes de lo que la ley permite actualmente. Una suerte de "descuento" que representa un total de 450.000 toneladas de oxido de azote suplementarios, 1 millón de toneladas de dióxido de azufre y 9,5 t de mercurio por ano vertidos en el medioambiente.
La administración pretende igualmente invertir sumas faraminosas para resucitar el moribundo sector nuclear, aumentando en 50% el numero de centrales nucleares actualmente en servicio de los Estados Unidos. Se trata ahí de una verdadera hazaña, puesto que ni una sola central nuclear ha sido construida desde el accidente de la central de Three Mile Island en 1979. Los grandes industriales del nuclear aseguran hoy en día que gracias a las tecnologías actuales una tal catástrofe es perfectamente impensable. Pero ello no ha impedido a la Administración de suscribir un seguro de 9 mil millones de dólares, en caso de que lo impensable ocurriría. Otros regalos al sector nuclear: mas de 1 mil millón de dólares en subvenciones y en favores fiscales, así como la autorización de volver a poner en marcha los reactores nucleares peligrosamente absoletos, y al menos 18 mil millones de dólares recolectados de los contribuyentes para la construcción de un sitio de vertido de desechos nucleares en Yucca Mountain en el Nevada.
La administración Bush ha pasado dos anos intentando vaciar el contenido del Clean Water Act de 1972. En enero 2003, el gobierno a propuesto nuevas disposiciones para la gestión de zonas húmedas del país : 20% de los pantanales, de los estanques del país no están mas bajo la protección federal. Y esto, no es mas que un inicio. Una lectura atenta de estas nuevas disposiciones legales revela que la administración Bush busca modificar la definición de la expresión « aguas de los Estados Unidos » a fin de retirar la protección del Estado a mas de 60% de los ríos, de los lagos, de los cursos de agua del país, ofreciendo así a las industrias la libertad de contaminar, de alterar, de secar y construir sobre todos los lechos de los ríos. "Ningún presidente desde que el Clean Water Act fuera aprobado a propuesto deshacerse de la mayoría de las aguas de los Estados Unidos", subraya Joan Mulhern de EarthJustice. Bush no habría intentado este golpe, en vez de esconder detrás de la pantalla opaca de la burocracia, hubieran tenido que someter esta decisión a un debate ante el Congreso.
Mismo cuando el gobierno parece someterse a las exigencias de los ecologistas, no olvida tampoco en nada al sector de la industria. Este verano, el ministerio de la Agricultura, finalmente, ha aceptado de poner en vigor una reglamentación datada de la época de Clinton protegiendo mas de 20 millones de hectáreas de bosques nacionales para la construcción de carreteras (y por ende de la explotación maderera). Pero ha manejado otras puertas de salida : primero, los gobernadores podrán obtener derogaciones para los bosques federales al interior de sus propias fronteras estatales (ya muchos lo han pedido) y segundo, esta reglamentación no se aplicaría a la mayor parte de Alaska, ahí donde se encuentran las más grandes extensiones de bosques vírgenes. En junio, el subsecretario de Estado de Agricultura, Mark Rey &endash; veterano del Lobby de las empresas madereras quien se encarga ahora del futuro de nuestros bosques -, ha anunciado que más de 1 millón de hectáreas de tierras podrían ser abiertas para la explotación en el bosque nacional de Tongass, en Alaska, una de los más grandes bosques vírgenes en zona temperada que alberga varias especies de animales muy raros.
La Casa Blanca a igualmente hecho prueba de una ingeniosidad diabólica utilizando los tribunales para hacer el trabajo sucio, gracias a métodos como el "sweetheart suit", que consiste en apoyar a los Estados y a grupos privados para iniciar procesos contra el propio gobierno federal para luego negociar acuerdos que evitan las leyes sobre el medioambiente y sin tener que sufrir la interferencia del Congreso o un debate publico. Ejemplo elocuente e ilustrativo : En abril ultimo, el Estado de Utah y el ministerio del interior han anunciado que habían logrado un compromiso a propósito de los 4 millones de hectáreas de tierras federales congeladas en los anos 90 en vista de obtener el estatuto eventual de reserva natural. Este acuerdo permitirá a Utah vender los derechos o concesiones de explotación de petróleo y de gas en estas zonas que son en gran mayoría vírgenes de toda industria, entre las cuales el Gran Staircase de Escalante con su paisaje lindos colores y Cedar Mesa, una zona desértica frágil cerca del Monumento Valley que abriga sitios arqueológicos de renombre mundial y que va a ser el teatro de un ballet incesante de Jeeps. Dos días, después del primer acuerdo con Utah (una vez mas uno de estos acuerdos de la sombra), la ministra del interior Gale Norton firmó un segundo, aun más radical, prometiendo que el gobierno federal no estudiaría mas la posibilidad de transformar tierras en reservas naturales. Y esta decisión no concierne solo a Utah : Se va a aplicar a mas de 80 millones de hectáreas de tierras del Oeste, es decir una zona equivalente a dos veces la superficie de California, así como el congelamiento del programa de protección de espacios naturales que remonta a mas de 40 años.
Pero no son solamente los paisajes espectaculares del Oeste que están amenazados, ni mismo la pureza de nuestra agua y nuestro aire &endash; por más importantes que sean. Utilizando estrategias ocultas para servir los intereses de la industria, la administración Bush esta simple y llanamente vulnerando los cimientos mismos de la democracia: La información a los ciudadanos, la transparencia del gobierno y el debate publico viviente. Esta cultura de la mentira y del engaño esta afectando mucho a nuestra democracia, y ese es probablemente el daño "ecológico" el mas grave de todos.
Osha Gray Davidson
Articulo publicado en el Courrier International de 11 Septiembre 2003
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